La teoría unificada del crecimiento personal

Descubre el proceso exacto para ser una mejor versión de ti mismo

Si un día quieres aprender a tocar la guitarra, el proceso es sencillo: comprarte una, y empezar a ver tutoriales en Youtube o apuntarte a una academia. Sería muy parecido si quisieras empezar a escribir poesía.

No es el mejor método, pero es un método.

Pero ¿y si lo que quieres es ser más divertido? ¿O pensar con más claridad? ¿O tener más dinero?

¿Sabrías qué hacer si quisieras sentirte más saludable o más feliz?

Estas preguntas tan complicadas se las empezaron a hacer en la segunda mitad del siglo pasado psicólogos como Abraham Maslow, y dieron lugar a lo que hoy conocemos como crecimiento personal.

¿Qué es eso del crecimiento personal?

Sin entrar en rollos académicos, podríamos definir como el proceso de mejorar nuestras habilidades personales y sociales y acercarnos a nuestro máximo potencial.

Cuando le hablas a alguien de crecimiento personal, que no te extrañe si esboza una mueca condescendiente y te mira casi con ternura.

Los libros de autoayuda vacíos de contenido y llenos de consejos de tres al cuarto, han logrado crear una opinión muy negativa en muchísima gente sobre todo lo que tenga que ver con esta disciplina… 

Pero seguramente no en ti, o no estarías leyendo este artículo. Por ello:

¡Enhorabuena!

Estás más cerca de ser una mejor versión de ti mismo y, cuando termines de leer este artículo, tendrás una hoja de ruta para empezar este camino.

Bienvenido a la teoría unificada del crecimiento personal.,

¿Cómo es el proceso del crecimiento personal?

Vamos a meternos en profundidad en las 4 fases en las que tendrás que trabajar para convertirte en una mejor versión de ti mismo:

DIAGRAMA-FASES-MEJORAPERSONAL

A partir de este punto, creeme cuando te digo:

Si sigues estos pasos de forma consistente durante al menos 3 meses, conseguirás resultados.

Si no eres capaz de currártelo, te hago otra promesa:

No hay otro camino más fácil ni cómodo para lograr los resultados que deseas.

Si estas dispuesto a pagar el precio para conseguir tus metas, vamos a por ello.

Encontrar tus principales áreas de mejora

Siempre me ha resultado súper reveladora una escena de ‘Alicia en el País de las Maravillas’ en la que la niña, perdida, le pide ayuda al gato:

ALICIA-TEXTO-MEJORAPERSONAL

Este diálogo, que podríamos aplicar al 100% de los aspectos de nuestra vida, nos sugiere por dónde debería empezar nuestro proceso de crecimiento personal:

¿Sabes en qué quieres mejorar?

Puede ser que tengas meridianamente claro que quieres tener una mejor salud, ser más productivo o cambiar de trabajo.

En ese caso, ya has localizado el área de mejora en el que te tienes que enfocar.

Sin embargo, también es posible que, simplemente, te sientas disconforme con tu situación actual, pero no tengas muy claro por qué.

Para ello existen muchas herramientas, pero mi favorita es la Rueda de la Vida por ser sencilla y rápida.

Rueda de la vida

Con ella valoramos en un diagrama circular con una nota del 1 al 10, cada una de las 8 áreas principales en las que se podría dividiría nuestra vida: carrera profesional, dinero, salud, familia y amigos, amor, realización, diversión y entorno físico.

Una vez valoradas, se rellenan formando una rueda. Casi siempre la rueda quedará irregular y nos será sencillo vislumbrar los apartados en los que deberíamos mejorar para conseguir una rueda más equilibrada y mejor.

Ahora, podremos rellenar con otro color diferente las áreas en las que más nos gustaría mejorar y de este modo equilibrar la rueda.

RUEDADELAVIDA-DESARROLLOPERSONAL

Puedes descargarte esta misma plantilla en blanco haciendo click aquí.

Sepas de antemano en qué quieres mejorar, o uses un método para averiguarlo, asegúrate de tener claramente localizadas las áreas en las que quieres mejorar antes de continuar leyendo.

¿Ya las tienes? Pues vamos con la siguiente fase.

Fijar metas

Ahora ya tienes claro en qué áreas de tu vida puedes enfocar el proceso de mejora, pero lo cierto es que “mejorar tu salud” o “tener más dinero”, por poner un par de ejemplos, es muy poco específico.

En este paso vamos a concretar, y lo vamos a hacer pensando a 3 niveles:

  1. Tu visión de futuro, o dónde te gustaría estar dentro de 5 años.
  2. Tu próximo objetivo para dentro de 3 meses y que te acercará a tu visión de futuro.
  3. El siguiente paso que tienes que dar para acercarte al objetivo del paso anterior.

Hay que diferenciar estas tres fases porque las personas somos auténticos profesionales sobreestimando lo que somos capaces de hacer en el corto plazo (punto 2 y 3), e infravalorando lo que somos capaces de conseguir en el largo plazo (punto 1).

Y cuando hablamos de conseguir nuestros objetivos, pequeños cambios mantenidos en el tiempo consiguen resultados infinitamente mejores que grandes cambios hechos de vez en cuando.

De hecho, las matemáticas lo demuestran en lo que yo llamo el… 

Milagro de la Mejora Continua

Imagina por ejemplo que quieres empezar a correr.

Seguramente el primer día puedes ‘obligarte’ a trotar 15 o 20 minutos, pero recuerda:

Es mejor hacer pequeños cambios mantenidos en el tiempo que grandes esfuerzos puntuales.

Por eso, el primer día sales a correr sólo 5 minutos… eso sí, con el compromiso de cada día correr un 1% más de tiempo y no fallar ningún día.

Un 1% puede no parecer mucho, pero espera a que el Milagro de la Mejora Continua haga su magia:

  • A los 3 meses correrás 12 minutos.
  • A los 6 meses correrás 30 minutos.
  • A los 9 meses estarás corriendo ya 1 hora y 15 minutos.
  • Y al cabo de un año serías capaz de correr la friolera de 3 horas y pico.

Evidentemente, el ejemplo es una exageración, pero te lo cuento para enfatizar la lección más importante hasta ahora:

Si tienes una visión a largo plazo grandiosa, unos objetivos a corto plazo asequibles y un plan de acción para mañana y para cada día, conseguirás lo que te propongas.

La visión a largo plazo debería ser cosa tuya, pensando en algo que realmente te emocione aunque sea difícil de conseguir. No te pongas barreras, y sueña a lo grande.

Imagina que lo que quieres mejorar es tu físico y tú salud: una visión a 5 años podría ser tener un cuerpo atlético como el de alguien en Instagram a quien sigas y verte increíble en la playa.

Con nuestra visión a 5 años clara, podemos pasar a poner el primer objetivo a 3 meses para conseguirlo.

Eso sí, no nos vale cualquier objetivo, debería ser un objetivo SMART, que es el acrónimo inglés de específico, medible, alcanzable, relevante y limitado en el tiempo.

  • ¿Valdría como objetivo “verme mejor en el espejo dentro de 3 meses”? Claramente no, por que no es fácilmente medible.
  • ¿Valdría como objetivo “pesar 30 kilos menos en 3 meses”? Claramente tampoco, por que no es alcanzable.

Como ves, es bastante intuitivo. 

Siguiendo con el ejemplo de antes, pesar 8 kilos menos dentro de 3 meses sería un objetivo que cumpliría con todos estos criterios.

El siguiente paso, sería definir qué tenemos que empezar a hacer mañana mismo para lograrlo.

Fijar sistemas

Ahora que tenemos 100% claro dónde queremos estar dentro de 5 años en un área concreta de nuestra vida, y que hemos definido un objetivo para dentro de 3 meses que nos ayudará a ir avanzando en ese camino, toca definir qué vamos a hacer en los próximos 90 días para lograrlo.

Comprometerse con un sistema que sepamos que nos llevará en la dirección correcta, sea asumible y sobretodo ser consistentes, es la mejor manera de saber cada día cómo avanzar hacia nuestros objetivos.

Un buen sistema si quieres mejorar tu forma física sería hacer ejercicio físico 3 veces por semana, subir siempre por las escaleras en vez de usar el ascensor e ir a restaurantes de comida basura como mucho una vez al mes.

Sin embargo, también podemos cometer errores al diseñar nuestro sistema, y casi siempre es uno de estos tres:

  1. Ir desde el principio a por todas.
  2. Fijar mini-objetivos intermedios.
  3. No ser consistentes.

Ir desde el principio a por todas

A todos nos gusta la épica y los cambios drásticos, por lo que podrías decidir que ha llegado la hora de verse mejor delante del espejo, y hacer cambios radicales en tu vida para lograrlo:

Gastar 300 euros en todo tipos de suplementos, decidir que sólo vas a comer pollo con arroz y que vas a ir a entrenar al gimnasio 6 días por semana.

Estás motivado y vas a por todas, pero te hago un spoiler de lo que pasará a continuación:

  • La primera semana, con suerte, conseguirás llevar tu plan a rajatabla.
  • La segunda semana fallarás algunos días en hacer lo que te has propuesto.
  • La tercera semana habrás abandonado por completo el plan, auto-convenciéndote con todo tipo de excusas, porque ya no puedes ni con tu alma.

La motivación es un combustible que se gasta, así que es mucho mejor ir despacio y sin parar, que querer ir rápido y abandonar por el camino. Recuerda el milagro de la mejora continua.

Fijar mini-objetivos intermedios demasiado concretos

Otro error típico sería ponerse mini-objetivos semanales o quincenales demasiado específicos.

Imagina que te propones  correr sin parar 1 hora el primer mes, 1 hora y media al segundo mes y 2 horas el último mes.

El problema con esto es que, como solemos sobrevalorar lo que podemos lograr en el corto plazo, nos pasemos con estos ‘mini-objetivos’ intermedios y al no lograrlos, la motivación caiga en picado y abandonemos.

Cuídate de no caer en esa trampa.

No ser consistente

El último error que solemos cometer es llevar a cabo las acciones que definamos para lograr el objetivo un día sí, y un día no.

Si queremos perder 8 kilos, pero solo vamos al gimnasio cuando nos apetece y comemos mal cada dos por tres, cuando llegue el tercer mes habremos fallado estrepitosamente.

Este error es el más frecuente, y el que te alejará definitivamente de lograr tus metas.

Hacer lo que se debe cuando no se está motivado no es algo al alcance de cualquiera.

Es normal: el camino está lleno de distracciones y nadie nos enseña como hackear nuestra motivación.

Hay muchos técnicas para hacerlo y he preparado una clase gratuita de menos de 10 minutos para enseñarte uno de mis favoritos.

Ahora que ya sabes que la mejor hoja de ruta es un buen sistema y lo que NO tienes que hacer,  sólo nos quedaría lo más simple pero también lo más difícil:

Ejecutar

Este es el verdadero quid de la cuestión: hacer y hacer y volver a hacer.

Seguramente, después de leer todo este artículo y seguir los pasos que indica, no te cueste demasiado esfuerzo ponerte manos a la obra.

Tu motivación estará bastante alta.

Déjame hacerte otro spoiler: no va a durar así para siempre.

Tras un primer empujón inicial lleno de ganas e incluso de unos primeros resultados, la emoción del principio desaparecerá y los resultados parecerá que se estancan.

Seth Godin, en uno de sus libros, llama a este momento «el abismo» y describe de forma muy elocuente este momento:

SETHGODIN-TEXTO-MEJORAPERSONAL

No puedo estar más de acuerdo con él.

El éxito está reservado a aquellos que, cuando pierden la motivación inicial, llegando al abismo, son capaces de mantenerse en el camino, haciendo lo que deben.

Cuando esto ocurra necesitarás todas las estrategias para hackear tu motivación, pero hay una herramienta útil para retrasar este momento: los dispositivos de compromiso.virtuoso de la motivación.

Dispositivos de compromiso

En la Odisea, Ulises descubre que va a pasar junto a una isla llena de sirenas, que con sus cantos hechizan a los marineros hasta que se estrellan contra las rocas.

Ulises, que para esas altura de la historia, le habían pasado ya tantas putadas que se las sabía todas, se ató al mástil de su barco para asegurarse de que, aunque cayera en el embrujo, no podría navegar hasta las rocas. Y de paso, inventó el primer dispositivo de compromiso.

Los dispositivos de compromiso son trucos o técnicas con las que nos ayudamos a mantenernos haciendo aquello que nos llevará a la meta que buscamos, cuando más nos cueste hacerlo.

Aunque hay dispositivos de compromiso de muchos tipos, los más útiles son los físicos, sociales y recordatorios.

Dispositivos de compromiso: físico

Siguiendo con el ejemplo de antes, un buen dispositivo de compromiso físico sería regalar toda la comida insana que haya en tu casa y desinstalar todas las aplicaciones de comida a domicilio de tu móvil.

Si en un momento de debilidad decides comer comida poco sana o pedir una pizza, el tener que ir a comprarla o reinstalar la aplicación, te puede dar un tiempo precioso para que reflexiones y no lo hagas.

Dispositivos de compromiso: social

Un buen dispositivo de compromiso social sería contarle a todas las personas de tu entorno tu objetivo y las acciones que vas a llevar a cabo, e incluso, pedirles que te ayuden a cumplir.

Si en un momento de debilidad vas a saltarte tus propias reglas y estás con una de las personas a las que se lo has contado, seguramente te lo recuerde, y la presión social te puede ayudar a mantenerte en la buena senda.

Dispositivos de compromiso: recordatorios

Estos dispositivos de compromiso son útiles o, para recordarte tu gran objetivo, o el esfuerzo que ya has hecho.

Escribe en un calendario tu objetivo, y cada día que cumples con tu compromiso marcalo con una cruz.

Según vayas añadiendo cruces, se formará una especie de cadena que no debes romper.

Ponlo en un lugar bien visible, y cuando te flojeen las fuerzas, recuerda por qué lo estás haciendo y cuántos días llevas sin fallar.

Qué hacer cuando algo falle y te quieras rendir

Gracias a todas estas técnicas estarás muy bien armado para luchar contra la falta de motivación, y con algo de disciplina deberías poder alcanzar tu meta.

Sin embargo, puede ser que en algún momento cometas un traspiés y metas la pata estrepitosamente.

Al día siguiente, al tomar conciencia de que has dado un paso atrás, te desmotivarás y puede que incluso pienses en tirar la toalla.

Imagina que te vas de vacaciones una semana y faltes a todos tus entrenamientos o que tengas un cumpleaños y te pegues un atracón de comida y bebida.

Seguramente sientas la tentación de valorar cuánto has retrocedido con tu error y regodearte en él.

¡No lo hagas!

Llegados a este punto, tienes que hacer control de daños, borrón y cuenta nueva, reafirmarte en tu objetivo a largo plazo y volver a la rutina para seguir acercándote a tu objetivo lo antes posible.

Han pasado 3 meses y has logrado tu primer objetivo...

Cuando hayan pasado los 3 meses, será motivo de doble alegría:

Por un lado, verás qué estás mucho más cerca de tu gran visión de futuro, ¡y eso es un subidón espectacular!

En segundo lugar, te habrás demostrado a ti mismo que con un poco de planificación y esfuerzo, puedes alcanzar las metas que te propongas.

Ahora podrías pensar que has llegado al final del camino, pero créeme, esto es sólo el principio.

Evalua tus resultados, premiate por ello y empezar a planificar cuál va a ser tu siguiente meta.

Cuando hayas pasado por ese proceso varias veces y lleves ya tiempo poniendo en práctica la teoría unificada del desarrollo personal, deberías repetir el ejercicio de la rueda:

Siempre es motivador ver cuánto has evolucionado, y encontrar nuevas áreas que puedes mejorar para llegar al último objetivo:

Ser cada vez una mejor versión de ti mismo.

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